El yogur de Proust
Llevo casi tres días en Paraguay y, aunque he visto muchas cosas que os quiero contar, me vais a perdonar que todavía no lo haga.
En vez de eso, os voy a contar una minucia, un pequeño detalle que me ha pasado esta mañana, que quizá para vosotros sea una tontería pero a mí me ha parecido importante.
Todas las mañanas a las 7, el servicio de habitaciones nos deja en la salita una bandeja con el desayuno muy completo. Bollos de pan, galletas, las típicas dosis de mantequilla, mermelada y un par de dulce de leche a las que me estoy volviendo totalmente adicta, un termo con agua caliente y un variado de infusiones entre las que destaco el mate cocido, un par de piezas de fruta y dos yogures.
Hoy uno de los yogures era de uva, ni siquiera sabía que se hacían yogures de uva. El caso es que al probarlo tuve una regresión fortísima a las vendimias en mi pueblo, el yogur sabía exactamente como las uvas de las viñas de mi abuela, que son de una variedad que yo conozco como «uva catalana», de un malva rojizo por fuera y blancas por dentro. Al parecer hacen un vino demasiado ácido.
Me entró una especie de emoción absurda porque cada cucharada era como comerse un par de uvas entre racimo y racimo de la vendimia, el mismo regusto de esas uvas bien maduras, por un momento casi pude oír el ajetreo de mi familia cortando racimos, arrastrando capazos, a mi abuela diciéndonos que quitásemos todos los «balotes» que si no el vino saldría ácido.
Necesitaba ponerlo por escrito.
hansbrinker
13 julio 2015 at 00:25Que bonitas las conexiones que hace nuestro cerebro, sobre todo las que asocian sabores y olores con momentos específicos. También mola que el yogur se llame «los colonos», ja ja ja.
Carabiru
13 julio 2015 at 00:31Tienen marcas muy curiosas por aquí.
🙂
Laura E.
17 julio 2015 at 23:09Joer, vaia almorzo!!! Estou por mudarme para ese hotel…encántanme os almorzos copiosos
Carabiru
17 julio 2015 at 23:11Non conseguimos comelo todo e repartímolo ó longo do día, jajaja.